jueves, 30 de septiembre de 2010

PA

PA

NA

ME

RI

CA

NO

Rojo

Rojo

Rojo

Rojo

Rojo

El color de la pasión

No te quejes de nada, si lo que te molesta tiene solución arreglalo, si no, olvidalo.
Vos sos capaz de cambiar cualquier situación.
Ten pensamientos positivos.
Busca buena compañía y alejate de los pesimistas.
No le des vueltas a los pensamientos tristes, busca lo alegre.
Enfrenta tus problemas como retos a vencer.
entusiasta y optimista en todo lo que hagas.
Llena tu mente de buenas noticias.
Disfruta lo que tenes y sé agradecido.
Sentite vivo, observa lo hermoso que hay a tu alrededor y disfrutalo, está aca para vos.
Perdona, el rencor es una pérdida de tiempo.
No trates de cambiar a la gente, es más fácil aceptarla tal y cómo es.
No te aferres a nada ni a nadie, todo lo que necesitas está en vos.
Querete, mimate y aceptate como eres, agradece la oportunidad que tenes de ser vos mismo.




Amor
es una palabra muy difícil

de describir, pero cuando estas conmigo

es muy fácil de sentir.


Podemos dar algo, y de hecho muchas veces lo hacemos, de forma absolutamente altruista. Somos, cuando entendemos que debemos serlo, generosos en las mil y una formas que podemos concebir: con nuestro tiempo, para aquellos que lo requieren, con nuestro dinero, para quienes lo precisan, con nuestro apoyo desinteresado a las causas que creemos justas. Damos nuestra sangre por nada, amamos a veces sin correspondencia, en definitiva:
somos capaces de ser solidarios hasta límites insospechados. Dejando eso sentado, y para cuando decidimos ser menos prodigiosos, apliquemos el famoso quid pro quo (algo a cambio de algo).

Existe una ley no escrita, la de la reciprocidad, que implica que si alguien me regala una camisa yo debería estar dispuesto a corresponder posteriormente con una cena. Tal vez no es el mejor ejemplo, pero lo que trato de decir, es que generalmente
siempre hacemos las cosas esperando algo a cambio y lo lógico, natural y necesario es corresponder. Si no lo hacemos, se produce un desequilibrio y se corremos el riesgo de acabar con cualquier relación sea de tipo profesional (reciprocidad de intereses) o de tipo personal (reciprocidad de trato).

¿Qué ganan ellos? Si nos hacemos esta pregunta y somos capaces de encontrar una respuesta satisfactoria, estaremos sembrando en un terreno tan fecundo que nos sorprenderá la cosecha posterior.